Hernán Urbina Joiro. 7 poemarios. II. Navegante en las alturas
Adelantos de Poesía escogida 1974-2019.
Canciones para el camino (Hernán Urbina Joiro)
Al regresar en enero de 1983 me complació que el cielo conservara su belleza cenicienta, hecha para mí, que los cerros orientales siguieran nublados por ese frío sapiencial que invita ensimismarse, a pensar, a leer, a escribir. Bogotá fue uno de los mejores sitios en el mundo donde pude ser totalmente feliz estando totalmente nostálgico.
Quién sabe cuántos lo han comprendido igual, pero para mí la lluvia bogotana es un bello susurrar. Tal vez lo diga porque sé hablar conmigo mismo a voz baja, caminando la soledad, camino tan cierto.
Amo la soledad bella y buena de Bogotá que moldeó mi poesía a un tono más personal, más íntimo, aunque definitivamente lo que mejor enriqueció mi pensamiento y mi expresión por aquellos años fue el regalo de estar muy cerca de grandes voces, como la de Juan Mendoza Vega, Rafael Escalona o Manuel Zapata Olivella.
Hernán Urbina Joiro. 7 poemarios. II. Navegante en las alturas
Cuando inicié estudios de medicina, en agosto de 1983, debía tomar dos buses en el norte de Bogotá hasta la Plaza de Los Mártires para irme a pie al Hospital de San José.
Iba en medio de prostitutas, gente de la calle de todas las edades, ladrones que corrían con alguna prenda en la mano, pobres bazares de ropa usada y bares lúgubres. De inmediato conecté con la tristeza de esos lugares, con el hambre y el desamparo de esas personas.
Allá iba cada mañana en solitario y en las tardes hacía el mismo trayecto inverso como si tuviera buenas razones para andar confiado en medio de aquel infierno en la tierra. No hay duda de que la confianza sólo le sirve al que ya confía en ella.
La bella capital de la neblina de mi infancia y mi juventud era una ciudad romántica en esos años ochenta, arrullada desde la radio por boleros, baladas y vallenatos líricos.
Hernán Urbina Joiro. 7 poemarios. II. Navegante en las alturas
Esa música melancólica enriqueció la melodía y el ritmo de mis versos que siguen siendo la mejor forma de aclarar todo aquello que empieza a oscurecerse, ellos afianzaron en mi vida cuanto aprendí a navegar en aquellas alturas, me recordaron constante que quien navega debe llevar algo de eternidad.
Desde que regresé a Bogotá en 1983, cuando deseaba escribir fuera de casa o alejado de los trajines del hospital universitario, me retiraba a una cafetería a garrapatear versos en servilletas de papel, tal como años más tarde volvería a hacerlo en la soledad de Ciudad de México.
En las calles bogotanas sufrí el terror desatado por Pablo Escobar, el holocausto del Palacio de Justicia, la suerte de escapar horas antes de la masacre en el restaurante Pozzetto, vivencias que también dieron nuevos matices a mis rimas.
Deseo que todo lo grande y bello que me regaló Bogotá, ella lo reciba de vuelta en buen destino y en los mejores ecos que pueda tener mi poesía.
Hernán Urbina Joiro. 7 poemarios. II. Navegante en las alturas
Antología de los versos de Hernán Urbina Joiro que contiene 182 poemas escritos a lo largo de 45 años. Edición de Caligrama Random (Sevilla, España). Lanzamiento previsto en mayo de 2020.
El libro se divide en siete poemarios que abordan poesía social, lírica amorosa, poesía a los lugares entrañables, poesía al afecto fraterno, metapoesía, la historia de Colombia y el mundo, todo en estrofas y versos memorables.
Prólogo del poeta y escritor colombiano William Ospina.
LEA TAMBIÉN:¿Qué regalarte tras 45 años de poeta? | Hernán Urbina Joiro
DE INTERÉS: POEMARIO I. CANCIONES TEMPRANAS.
