Hernán Urbina Joiro Poema 24 Garrote vil
Apenas en junio de 1983 España abolió la pena de muerte a Garrote vil, pero en la práctica sigue vigente, allá y en estos lares, la crueldad del garrote, la espada o la opresión mortal al cuello, oculta también en el pragmatismo financiero que niega en cuidados intensivos un respirador al enfermo por Covid-19.
Mientras ejecutan, los verdugos aquí y allá ordenan en frases y tonos actualizados las palabras antiguas:
Alguacil,
anotad,
muerto a Garrote vil.
Allá millones de mascarillas y kits defectuosos que promueven la muerte, aquí ni mascarillas ni kits a lo largo del millón de kilómetros cuadrados que tiene Colombia; allá y aquí insumos a precios que crecen a velocidad de pandemia por sobrecostos, al tiempo que ascienden las cifras de contagiados y muertos.
Mientras negocian, los verdugos aquí y allá indican en expresiones y modos actualizados las órdenes antiguas:
Escribid,
igual,
muerto a Garrote vil.
Aquí y allá los autores y compositores menguan sus ahorros por el confinamiento e intentan con conciertos virtuales paliar la crisis. Aquí y allá los autores piden que suba el valor de las tarifas, pero aquí se ha montado una farsa —por no pagar— para destruir a la única entidad que vela por los autores y que pasa por su mejor momento.
Mientras injurian y mienten, los verdugos sueñan con decir, mirando a SAYCO en ruinas:
Escribano, aquí,
asentad,
muerto a Garrote vil.
Hernán Urbina Joiro Poema 24 Garrote vil
POEMA ORIGINAL COMPLETO
Poema 24. Garrote vil (1983)
España se decidió
tras siglos, tras Roma naciente,
hoy lo abolió,
es oficial, como lo anunció en 1820.
Sin ser de la Realeza
no se era merecedor de la espada al cuello
por viles, por la bajeza,
sólo dignos de garrote hasta el último resuello.
Alguacil,
anotad,
muerto a Garrote vil.
Igualdad,
se pedía desde los 1700,
entonces, todos al cuello
su asesto recibirán,
con espada para el Real,
con las manos al plebeyo.
Escribid,
igual,
muerto a Garrote vil.
Modernidad, nuevo siglo,
máquinas para nuevos tiempos
y un corto suplicio,
un collar de hierro
apretado con tornillo
hasta romper el inmemorial cuello,
pero, hasta media hora oponen los presos,
¿falta fuerza al verdugo o es la cerviz de ladrillo?
Escribano, aquí,
asentad,
muerto a Garrote vil.
Políticos testarudos,
líderes que llaman toros,
serían inmunes por duros.
Hoy, España ejemplo puso.
Para el garrote
otros usos.
Hernán Urbina Joiro Poema 24 Garrote vil
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Hernán Urbina Joiro Poema 24 Garrote vil
Hernán Urbina Joiro Poema 24 Garrote vil
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