Escritor y poeta colombiano. Sitio oficial.

El amor en los tiempos de “Cien años” | Hernán Urbina Joiro

El amor en los tiempos de "Cien años" | Hernán Urbina Joiro

El amor en los tiempos de “Cien años” | Hernán Urbina Joiro

Una lectura de Cien años de Soledad, desde la genética, la psiquiatría y la antropología, presentada en el Congreso Latinoamericano de Genética Humana (Cartagena), en octubre de 2008.

Un comentario sobre la genética en Cien años de soledad resultaría, en la práctica, un comentario sobre el amor , tarea difícil, puesto que el amor en la familia Buendía es un asunto de temer, tanto como en la obra se temía a concebir un hijo con cola de puerco o espina bífida quística, malformación frecuente en nacimientos producto del incesto.

Y ahí ya tenemos uno de los signos de “Cien años”: el horror del incesto, ese miedo perceptible en todo el linaje Buendía, desde los contemporáneos de aquellos tíos de Úrsula que engendraron al primer varón con cola de puerco hasta mucho después de la muerte de la matrona de “Cien años”, tal como lo padecieron Amaranta y el último José Arcadio.

Pese a la controversia que aún puede generar, el pensamiento de Freud es inevitable cuando se analiza el comportamiento humano.

Buena parte de lo que sabemos sobre el horror al incesto lo extrajo Freud de poblaciones primitivas aisladas de nuestra cultura y en donde también son prohibidos los vínculos sexuales entre miembros del mismo clan, como lo estaba prohibido entre consanguíneos en Macondo.

Pero, fueron antropólogos como James Frazer quienes a principios del siglo XX informaron que la prohibición del incesto es más fuerte entre clanes matriarcales, como fue el de los Buendía, clanes en donde se pueden considerar parientes a individuos de familias ajenas que toman por propio un clan, como ocurrió con Rebeca, la niña del talego de huesos que pasó a ser hija de Úrsula y José Arcadio.

Un postulado del psicoanálisis establece que lo que se teme, se desea. Así, el horror al incesto se sufre al tiempo que se anhela, al menos en el inconsciente, y estos dos sentimientos encontrados, deseo y horror, estuvieron en la raíz de la enorme ansiedad que se palpa entre los Buendía, incluida Úrsula, prima de su propio marido José Arcadio.

Mas, hay que decir que las ancestrales normas contra el incesto, que generan tanta ansiedad, tienen una clara misión: evitar la decastación o el envilecimiento del clan, cosa que desesperadamente buscaron Úrsula, Amaranta, las mujeres Buendía.

El horror al incesto, rasgo inconsciente entre adultos, se reconoce como un rasgo consciente en el niño y también en los neuróticos, esos seres que habrían inhibido su desarrollo psicológico y que regresan una y otra vez a la etapa infantil en la que tuvieron una fijación incestuosa.
En este punto es inevitable la asociación de todo esto con las regiones que no logran su cabal desarrollo —regiones subdesarrolladas—, que no escaparían a la misma condición de los neuróticos, que anulados obedecen a la prohibición en donde están atrapados desde pequeños, por prohibiciones de origen incierto que tiñen al objeto prohibido como si fuera portador de una enfermedad contagiosa o peste.
Y, en efecto, en las poblaciones subdesarrolladas la peste más repetida parece ser esa del insomnio por temas que intranquilizan y que luego traen el olvido; peste que una y otra vez se busca conjurar buscando a alguien que lo haga por nosotros, a un cierto Melquiades con su pócima curativa, y, mientras aparece, se hace sonar la campanita para que otros no conozcan estas aguas de pobreza, aguas de violencia primitiva, aguas de siempre olvido.
Freud relacionó las emociones ante al incesto con los sentimientos que se viven ante los enemigos, los gobernantes y los muertos —que en poblaciones subdesarrolladas pueden llegar a ser la misma cosa. Señaló contradicciones, como buscar la calma del enemigo ya asesinado o expiar la culpa con el destierro tras destruir al rival, lo que nos recuerda a José Arcadio Buendía, el de “la lanza cebada de su abuelo”, su destierro de la población guajira de Barrancas tras el lanzazo al cuello de Prudencio Aguilar y las maniobras afectivas para apaciguar al espíritu de Prudencio.

En la consideración del objeto prohibido —o tótem— parece basarse de la ética de los pueblos, que no deben deshonrar al tótem pese al deseo y el miedo. Pero, son los psicoanalistas quienes señalan que en los neuróticos uno de esos sentimientos contradictorios —deseo y miedo— siempre triunfa, lo que les refuerza el sufrimiento.

En “Cien años” se observan seres humanos oprimidos por sentimientos encontrados, siempre latentes, generados por un amor que se desea o que se teme, pero, en cualquier caso, por un amor que debe contrariarse.

Las dos grandes prohibiciones del tótem, no cometer incesto y no matar al objeto prohibido —que representa la figura paternal—, son las dos transgresiones fatales de Edipo y, por cierto, del último en pie de la estirpe de “Cien años”, el primer Aureliano Babilonia, que al surgir a la vida propició la caída de su propio padre, Mauricio, y cometió incesto con Amaranta Úrsula Buendía antes de leer el punto final de toda su casta.
Allí, finalmente se impuso un amor que debía ser contrariado, un amor que siempre vence en la novela, amor sufrido en el éxtasis con el otro o en la soledad irremediable, amor que irrumpió en cada generación como objeto prohibido que se padecía impotente.
De modo que una conclusión sobre la genética en “Cien años”, sería un conclusión sobre el amor en esa novela, un amor que se contagia y produce tantas víctimas, amor crítico y lastimador.

Esa conclusión tendríamos que decirla a una voz con el viejo José Arcadio Buendía, que, tras las relaciones incestuosas de su hijo José Arcadio y la hija de crianza, Rebeca, supo, que su hijo Aureliano casaría con Remedios Moscote, hija de su enemigo en Macondo: tendríamos que decir, entonces, que en “Cien años”, la novela, “El amor es una peste”.

Cartagena de Indias. 29 de octubre de 2008.

El amor en los tiempos de “Cien años” | Hernán Urbina Joiro
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Hérnan Urbina Joiro

Hérnan Urbina Joiro

Escritor y humanista colombiano.